Cuando un manipulador no consigue lo que quiere, es posible que intensifique sus tácticas manipuladoras en un intento de recuperar el control. Aquí hay algunas posibles reacciones que podrías observar:
- Presión emocional: El manipulador puede intensificar las tácticas de manipulación emocional, como el llanto, la ira, el victimismo o los arrebatos de enojo. Buscarán despertar sentimientos de culpa o compasión para hacerte ceder a sus deseos.
- Manipulación sutil: El manipulador puede utilizar tácticas más sutiles para volver a captar tu atención y obtener lo que desea. Podrían intentar seducirte, halagarte o mostrarse especialmente amables contigo, tratando de generar sentimientos positivos que les permitan persuadirte.
- Aumento de la presión y la coerción: Si las tácticas manipuladoras anteriores no funcionan, es posible que el manipulador recurra a aumentar la presión y la coerción. Podrían amenazar, chantajear o utilizar la intimidación para intentar que cedas a sus demandas.
- Retirada o castigo: En algunos casos, si el manipulador no consigue lo que quiere, podría optar por retirarse emocionalmente o castigarte de alguna manera. Pueden dar la impresión de que te están “castigando” por no cumplir con sus expectativas, tratándote con frialdad o incluso ignorándote.
- Buscar aliados o utilizar a terceros: El manipulador podría intentar involucrar a otras personas o utilizar a terceros para presionarte o influir en tu decisión. Pueden buscar aliados que estén de su parte o intentar desacreditarte ante los demás para conseguir apoyo.
Es importante recordar que mantener tus límites y proteger tu bienestar emocional es fundamental en este tipo de situaciones. No te sientas obligado/a a ceder a las manipulaciones y considera buscar apoyo de personas de confianza o incluso de un profesional, como un terapeuta o consejero, para ayudarte a manejar la situación de manera saludable y tomar decisiones que sean mejores para ti.