Cortar lazos familiares tóxicos es saludable cuando no hay forma de compatibilizarlos con nuestra vida.
Toda relación familiar se presupone que se forja en torno a confianza mutua y la capacidad de construir lazos beneficiosos para todos. En los casos en los que el lazo familiar no es bueno para alguno de los miembros, debemos de saltar la voz de alarma, cuidado, podemos estar ante una relación tóxica.
Las relaciones familiares que no se asientan en roles justos y satisfactorios para todas las partes están creando una sensación de malestar que es incompatible con lo que se podría esperar de una relación familiar.
Los abogados de familia no sólo estamos para separar y divorciar familias, también para instaurar pautas correctas en las familias que necesitan potenciar su caducidad de interactuación contractiva. Las relaciones familiares no se eligen, salvo las que se derivan de relaciones sentimentales que se van incorporando o sacando de la relación familiar matriz o central.
Los lazos familiares deberían constituir la zona de seguridad, certidumbre, felicidad y apoyo en nuestras vidas.
Un lazo familiar tóxico puede perjudicar al conjunto de la familia, al igual que una manzana dentro de un saco de manzana que se esté pudriendo puede perjudicar y deteriorar al saco entero de manzanas.
Es por ello que es tan importante que dentro de cada familia se identifique y trate de corregir las conductas tóxicas. Es cierto que podemos intentar cambiar a las personas tóxicas, pero tal vez deberíamos de plantearnos que no es justo pretender cambiar a nadie, pues cada cual es libre de elegir su comportamiento, incluso desafortunado.
Si una persona nos trata mal, tal vez lo que debamos hacer es en la medida de lo posible protegernos de su ataque. Hay que diferenciar entre las personas a las que queremos entrelazarnos de manera estrecha, de las que preferimos no hacerlo por salud mental y autoprotección de nosotros y el resto de familiares, para no alimentar comportamientos insanos.